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jueves, 23 de febrero de 2012

Dos secuestros, un misterio (2)


Su casa era acogedora, con paredes color marrón claro. Tenía pequeñas estatuas sobre una mesa, a un lado  de la ventana, por la cual, entraba la única luz que poseía esa sala. Ella estaba con su marido, Norbert Weaters, un hombre correcto, amable y atento.
-He venido a interrogarles sobre los hombres que vieron entrar a la casa de su vecino.
-Ah, sí -dijo el amable hombre-. Aquella noche dos hombres, según la policía, pues nosotros solo vimos a uno, vestidos de negro bajaron de un auto, golpearon a su casa y y lo tomaron por la fuerza. Abrieron la puerta del auto y lo arrojaron dentro.
-Dígame, señor -dijo Sherlock, mientras sacaba su cuaderno -, ¿como ha hecho para notar solo a uno, si vio cuando lo estaban agarrando?
-Pues, solo vi por la ventana que llego un auto, y un hombre bajó de él. Luego me fui de mi posición para ir a leer un libro. Fue allí cuando escuche lo sucedido. El joven vivía solo.
-Ajá. ¿Puede darnos alguna descripción del sujeto, y del auto que usted vio en ese momento?
-Recuerdo que era un auto azul oscuro... tenía techo y una abolladura notable en el lado trasero del mismo.
-En cuanto al hombre -continuó diciendo el señor -, era medianamente alto, rengueaba un poco al caminar, no tenía barba, estaba afeitado en absoluto, creo que tenía una cicatriz en su mejilla izquierda, y cabello negro.
-¿Es todo lo que recuerda? -le preguntó Sherlock Holmes.
-Sinceramente, sí.
-Muy bien, gracias por molestarse en atendernos - agradeció mi amigo.
-Fue un placer, si necesitan algo más, aquí estaremos.
También me despedí, y volvimos a los aposentos del detective.
-Tendríamos que comparar la descripción de este hombre, con la del señor Michigan -le recomendé.
-Lo sé, pero más adelante. Quiero esperar a que sean las cuatro en punto, así volveré a la plaza, a ver si me encuentro con alguno de los sujetos.
-¿Estás seguro?
-¿Qué mas puedo hacer?, quizás avise a la policía para que me acompañe, pero sería mejor si hubiese obtenido más información de ellos. Fíjate, mi querido amigo Watson, si yo los atrapara así, probablemente no conseguiría información de quienes son, o que quieren y no nos dirán donde está el fotógrafo. En cambio, si averiguara de distintas fuentes, podría saber para quien trabajan, en qué lugar y por qué motivo.
Al cabo de unos minutos golpearon la puerta, era el cartero. Luego de atenderlo, revisamos el telegrama que nos había entregado. El mismo decía:

        Señor Holmes:
                              Me he enterado que está investigando sobre dos de mis hombres. Si quiere                                     saber más, lo espero en la plaza central, a las 6 p.m. Venga solo.
                                                             Atte. : H.M.F.G.

-Estupendo, tengo una cita en el mismo lugar que pensaba ir, y dos horas mas tarde. Eso me dará mas tiempo para pensar- dijo mi amigo.
-¿Y si es una trampa? -le previne.
-Ahora sí que avisaré a la policía, para que resguarde mi espalda. Le pediré a mi viejo amigo, el oficial John Darley, que mande a algunos de sus hombres disfrazados, para mezclarse con la multitud.
-También iré -insistí.
-No -me dijo-. Tu irás a la casa del señor Michigan, y compararás la descripción de los sujeto que nos dio el anciano Weaters. ¿Recuerdas su dirección?
-Sí.
-De acuerdo, si puedes ir a ahora sería estupendo, mientras tanto, yo iré a la estación policial para arreglar todo el asunto.
-Enseguida iré, amigo.
Momentos después, yo me encontraba en la casa del hermano de Arthur Michigan. Le pedí que me describa una vez mas al sujeto que, aparentemente, era similar al que leyó en el diario.
-Pues, si mal no recuerdo, era un hombre alto, de piel clara, sin vello facial, traje negro, y creo que se tambaleaba un poco para caminar, como si tuviera algún problema en la pierna.
-¿Recuerda algo más?
-Creo que una cicatriz en su pómulo izquierdo.
Al oír esos dos últimos detalles, me di cuenta de que había cierta coincidencia. Porque respecto a su barba, cualquier hombre puede afeitársela, no es el único hombre que que usa traje negro, y la piel, es un tono muy común aquí en Inglaterra.
-Bueno, gracias por molestarse en esta entrevista.
-Fue un placer, si me necesitan para algo, ya saben donde encontrarme.
-Lo tendré en cuenta -le dije, e inmediatamente me dirigí rumbo a la estación de policías para ver si mi amigo Sherlock se encontraba allí.
-Que tal oficial Darley -saludé -, ¿se encuentra el señor Holmes aquí?
-Buenos días, señor Watson, estuvo por aquí y se marchó hace unos minutos atrás -me respondió-. ¿Usted está enterado de su caso?
-Sí, estoy ayudándolo a él.
-Estupendo, él me pidió que mande a dos de mis hombres disfrazados a cubrirle la espalda en la cita que tendrá hoy con el sujeto del telegrama.
-¿Solo dos irán?
-Le dije que podía enviarle más, pero se negó, dijo que con dos alcanzará.
-¿No le dijo a donde se dirigía al irse de aquí?
-Creo que volvería a su casa.
-Genial, gracias oficial -lo despedí y volví con el detective.
Al abrir la puerta de su estudio, me lo encontré tocando el violín, y al escuchar mi llegada se detuvo.
-¡Watson, lo estaba esperando! -exclamó.
-¿Me perdí de algo en mi ausencia? -le pregunté.
-He descubierto, mediante un profundo análisis de 15 minutos, que en ésta zona de Inglaterra, solo hay un hombre con cuatro iniciales, y específicamente con ESAS cuatro iniciales.
-¿A si, pues, de quién se trata?
-Preferiría decírtelo más adelante, no quiero apresurarme con falsas soluciones a este caso.
-Lo entiendo, amigo.
-Pues, bien, déjame ver la hora...
Sacó su reloj de bolsillo, y lo miró.
-Las cinco y cuarto. ¡Santo cielo, como vuela el tiempo!.
-Tienes razón -le dije, y me eché a reír.
-Iré a bañarme, así salgo de casa lo antes posible, no quiero perderme la llegada del sujeto, para poder ver si llega en auto o a pié, y cosas por el estilo.
-De acuerdo, pero si sale antes, los policías no estarán allí para protegerlo.
-Confío en la palabra de ese hombre, porque tiene fama de ser puntual, así que solo tendré que esperar a que den las seis en punto, para que llegue el sujeto y los policías.
-¿Y como harás para reconocer a tus aliados?
-Tienen una vestimenta que reconoceré cuando estén allí.
-De acuerdo.
Minutos mas tarde, casi era la hora, por lo que Sherlock Holmes decidió salir en marcha.
-Holmes, hazme el favor de cuidarte.
-No te preocupes queridísimo amigo Watson, te prometo que todo estará bien.

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